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La primera relación (Parte I)

La respuesta me presentó a mi primera relación, pues mis padres siempre me hablaban de su fe, de cómo una relación con Dios podría darme todo lo que yo necesitaba en la vida.

La respuesta me presentó a mi primera relación, pues mis padres siempre me hablaban de su fe, de cómo una relación con Dios podría darme todo lo que yo necesitaba en la vida.

Yo crecí en un hogar feliz. Aun con problemas y luchas, mis padres vivían bien y, por eso, yo tenía la sensación de que éramos una familia inquebrantable. Tenía a mis padres como mi puerto seguro. Cuando llegué a la edad escolar, vi que muchas de mis amigas tenían problemas con sus padres. Algunas solo tenían mamá, otras tenían padres separados. No pasó mucho tiempo para que yo cuestionara:

¿Qué tenían mis papás que los papás de mis compañeros de escuela no tenían?

La respuesta me presentó a mi primera relación, pues mis padres siempre me hablaban de su fe, de cómo una relación con Dios podría darme todo lo que yo necesitaba en la vida. Y yo veía la diferencia que eso hacía en nuestra casa.

Las personas a veces piensan que la fe tiene que ver con la religión y, por eso, quieren distancia del tema. Y realmente, una de las plagas de nuestra sociedad son las religiones, pues son divisoras. Nunca fui una religiosa y nunca lo seré. Las religiones pueden hablar de amor, pero no promueven el amor en la práctica.

La fe es totalmente diferente. Es algo inteligente, que promueve su relación con Dios y con las demás personas. Esa relación le da dirección y fuerza para hacer lo que es correcto; sabiduría para tomar decisiones importantes en la vida; y visión general de la vida. Usted habla con Dios y Él responde — y eso hace que usted se conozca mejor.

Una persona que no tiene esa primera relación tiene mucha dificultad en estos puntos:

  • No tiene un sentido definitivo de lo correcto y lo incorrecto, por ejemplo: ¿es correcto o incorrecto mentir para evitar un problema mayor?
  • Por no tener una referencia definitiva de lo correcto y lo incorrecto, hace sus propias reglas. E incluso cuando tiene claridad sobre qué es lo correcto, muchas veces le falta fuerza para hacerlo. Por ejemplo, la mayoría de las personas concuerda en que es incorrecto relacionarse con una persona casada. Pero muchas, cuando están tomadas por una pasión, no logran resistir.
  • La persona termina tomando decisiones por el corazón, se queda sin rumbo en la vida sentimental y, peor: no logra entender el porqué de todo aquello, pues no se conoce a fondo. No entiende por qué hace las cosas que hace.

Sin una relación con Dios, que es la primera relación, no existe cómo tener la segunda: con nosotros mismos.

Continuará…

Libro: Noviazgo Blindado

Autor: Obispo Renato y Cristiane Cardoso

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